PORQUE UN BARRIO, UNA CIUDAD, NO LO SON SIN VECINOS
"Salgo de casa, camino hasta el metro y hago las cincuenta mil combinaciones para llegar a las cinco de la tarde al barrio de la Barceloneta, sitio donde trabajo.
Cuando llego a mi parada, visualizo por la ventana del vagón una masa de personas rubias y quemadas por el sol. "Espero que hoy me permitan bajar antes de subir ellos", pienso.
Otra vez, no ha habido suerte: coloco mi mochila en el pecho, como si de un bebé se tratase, y salgo a presión de entre la masa de cangrejos.
Una vez ya en el exterior, camino hasta llegar al trabajo. Ya no veo las caras de antes, no me suena nadie de mi alrededor. Cruzo el semáforo y me doy cuenta de que el señor Joan ya no tiene su paradita de frutos secos en la esquina. A cambio, veo una tienda de souvenirs donde parece que el producto estrella son las faldas de flamenca. Curioso. Qué pena, me gustaban las historias del señor Joan; cada vez noto menos mía esta ciudad.
Continúo mi camino y noto que me agarran del brazo. Es Emilia, una mujer que vive cerca del bloque donde trabajo. Bueno, vivía. Con el ceño fruncido y la boca temblorosa me empieza a hablar. Me quito los cascos y presto atención porque noto que se trata de un tema delicado. El pub que han abierto enfrente de su casa no le permite dormir, sus sobrinos ya no pueden venir a verla porque se encuentra con personas ebrias sentadas en su portería a diario, y tampoco tiene dinero para insonorizar su hogar. La única "solución" que le proporcionan son dos comprimidos tranquilizantes de 5mg que tiene que tomar por la mañana y antes de acostarse. "Aquí ya no me queda nada", dice.
Y con esta sensación de enfado y lástima sigo mi camino hacia el trabajo. Solo espero que mi ciudad no se convierta en otro parque temático. Porque una ciudad, no es ciudad sin vecinos."
Mònica
Carta publicada el 8 de noviembre del 2016 en el diario el Periódico
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/barcelona-cada-vez-mas-turistica-cada-vez-menos-mia-98699
Ernesto vive a escasos metros de la Plaza Redonda y las plazas de la Reina y de la Virgen. En su edificio, solo vive él, pero "convive" a su pesar con cuatro pisos que se alquilan a turistas por periodos de corta estancia, los pocos que quedan en la finca están vacíos. Ernesto, se enfrenta a «fiestas continuas, llamadas al timbre de madrugada porque se han dejado las llaves y quieren entrar y no saben qué puerta es la suya, mueven sillas y demás para recogerlo todo de madrugada, porque los aviones salen muy temprano...». Todo esto con un ajetreo que se renueva cada dos o tres días, relató en una reunión mantenida con la prensa y con otros vecinos de los barrios de Ciutat Vella a la que también fue invitado hace unas semanas la asociación vecinal Russafa Descansa.
"Salgo de casa, camino hasta el metro y hago las cincuenta mil combinaciones para llegar a las cinco de la tarde al barrio de la Barceloneta, sitio donde trabajo.
Cuando llego a mi parada, visualizo por la ventana del vagón una masa de personas rubias y quemadas por el sol. "Espero que hoy me permitan bajar antes de subir ellos", pienso.
Otra vez, no ha habido suerte: coloco mi mochila en el pecho, como si de un bebé se tratase, y salgo a presión de entre la masa de cangrejos.
Una vez ya en el exterior, camino hasta llegar al trabajo. Ya no veo las caras de antes, no me suena nadie de mi alrededor. Cruzo el semáforo y me doy cuenta de que el señor Joan ya no tiene su paradita de frutos secos en la esquina. A cambio, veo una tienda de souvenirs donde parece que el producto estrella son las faldas de flamenca. Curioso. Qué pena, me gustaban las historias del señor Joan; cada vez noto menos mía esta ciudad.
Continúo mi camino y noto que me agarran del brazo. Es Emilia, una mujer que vive cerca del bloque donde trabajo. Bueno, vivía. Con el ceño fruncido y la boca temblorosa me empieza a hablar. Me quito los cascos y presto atención porque noto que se trata de un tema delicado. El pub que han abierto enfrente de su casa no le permite dormir, sus sobrinos ya no pueden venir a verla porque se encuentra con personas ebrias sentadas en su portería a diario, y tampoco tiene dinero para insonorizar su hogar. La única "solución" que le proporcionan son dos comprimidos tranquilizantes de 5mg que tiene que tomar por la mañana y antes de acostarse. "Aquí ya no me queda nada", dice.
Y con esta sensación de enfado y lástima sigo mi camino hacia el trabajo. Solo espero que mi ciudad no se convierta en otro parque temático. Porque una ciudad, no es ciudad sin vecinos."
Mònica
Carta publicada el 8 de noviembre del 2016 en el diario el Periódico
http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/barcelona-cada-vez-mas-turistica-cada-vez-menos-mia-98699
Ernesto vive a escasos metros de la Plaza Redonda y las plazas de la Reina y de la Virgen. En su edificio, solo vive él, pero "convive" a su pesar con cuatro pisos que se alquilan a turistas por periodos de corta estancia, los pocos que quedan en la finca están vacíos. Ernesto, se enfrenta a «fiestas continuas, llamadas al timbre de madrugada porque se han dejado las llaves y quieren entrar y no saben qué puerta es la suya, mueven sillas y demás para recogerlo todo de madrugada, porque los aviones salen muy temprano...». Todo esto con un ajetreo que se renueva cada dos o tres días, relató en una reunión mantenida con la prensa y con otros vecinos de los barrios de Ciutat Vella a la que también fue invitado hace unas semanas la asociación vecinal Russafa Descansa.
Ernesto, nos avisó de lo que nos espera a los vecinos de Ruzafa con los pisos turísticos en nuestras fincas y comunidades de vecinos. Una noche incluso los turistas de «dos de esos apartamentos turísticos hicieron una 'fiesta de la espuma' de madrugada, vaciando por las escaleras los contenidos de los extintores» ha contado Ernesto a la prensa.
Por todo ello, Ernesto decidió colgar en su balcón un cartel que ya ha trascendido las redes sociales. : «Aquí se alquilan apartamentos ilegales con resolución de cierre del Ayuntamiento». Por su parte, las entidades vecinales de Ciutat Vella han comenzado a colagar pancartas y repartir folletos reclamando respeto para su barrio y sus vecinos, en contra de los apartamentos turísticos en fincas residenciales.
Si no te quejas, no denuncias y optas por callar ante los problemas e
irregularidades que se derivan de una actividad concreta o generalizada
en tu propio barrio, entonces eres una buena vecina y nadie te llamará
"yihadista ruzafera" o intolerante. Pero en cambio, si decides defender
tus legítimos derechos y poner en conocimiento de la administración
competente y de la opinión pública, aquellas irregularidades que se
desprenden de una actividad económica concreta o generalizada
que afecta diariamente a tu salud personal y familiar, entonces vas a
tener que explicar que no es algo que hagas por gusto, por placer o
simplemente por fastidiar a los demás.

A.M.B
"Imposible dormir en mi cuarto. A dormir en la cocina!!!"
(Una persona mayor, vecina de Ruzafa que ya no espera al Alcalde de Noche ni al de Día, aquejada de una enfermedad crónica, duerme castigada en...).
“Te amargan la existencia. Tu casa
deja de convertirse en un lugar de cobijo para convertirse durante
los largos fines de semana en una celda en la que los efectos
ruidosos de una industria contaminante (mal llamada ocio) te impiden
ejercer una derecho básico: el descanso."
Eso es lo que le está ocurriendo a una
comunidad de vecinos de nuestro barrio. Además de eso, los vecinos y
vecinas de dicha comunidad, también sufren el doble castigo de tener
que soportar la amenaza de denuncia por parte de la misma fuente que
genera las molestias pues por lo visto, las llamadas a la policía y
las pancartas que han puesto en el balcón, están provocando un
desprestigio de la imagen del local. Eso está ocurriendo en nuestro
barrio y por eso pedimos con toda contundencia la intervención de la
ley, las instituciones y la reacción solidaria de todo el
vecindario.
NO A LOS ABUSOS Y NO A LAS AMENAZAS.
VECINOS Y VECINAS NO PERMITÁIS EL ACOSO.
VECINOS Y VECINAS NO PERMITÁIS EL ACOSO.
Mis vecinos son una pareja joven y moderna que hasta el momento no tenía noticia de sus quejas por los problemas del ruido en la calle y en el barrio, tal vez por eso mismo nunca había hablado con ellos sobre el asunto y nuestros encuentros en la escalera se limitaban a las típicas conversaciones de cortesía. Esta mañana muy temprano el chico ha bajado a hablar conmigo con un gesto aparente de preocupación y de haber tenido una mala noche (La mia no ha sido mucho mejor) Me ha contado que anoche llamó varias veces a la Policía Local debido al escándalo que se estaba montando en una conocida terraza en la que siendo ya pasadas la 1:20 se seguían sirviendo gintonics (estamos hablando de un lunes) Los agentes le indicaron algunos de los pasos que debía dar para que sus quejas fueran efectivas. Curiosamente, entre esos pasos sugeridos además de los puramente administrativos, estaba la invitación a la unidad vecinal tanto del edificio como del barrio a través de asociaciones como Russafa Descansa.
En breve tendremos una pancarta más en el edificio. Es un caso interesante porque me hacer comprender que las molestias las sufre más gente de la que yo pensaba y eso me anima a seguir luchando por lo que creo que es justo y sencillo: vivir en mi casa sin necesidad de que mis derechos sean asaltados permanentemente por determinados negocios particulares.
Nos cuenta una vecina que durante los fines de semana tienen que pasar a dormir en la habitación del hijo de cinco años que está en la parte interior de la casa. Comenta que nunca imaginó que su calle podía acabar por transformarse en lo que es ahora. "El ruido es tan insoportable que llegas a odiar el hecho de que la gente pueda estar pasándolo bien", nos comenta.
Hoy mismo nos confirmaba que han podido vender el piso y que en breve comenzarán la mudanza a otra zona de Valencia más tranquila. "No resulta fácil explicarle a nuestro hijo la razón por la que nos cambiamos de casa, pero todavía ha resultado más difícil explicarle el porqué sus padres duermen con él los fines de semana"
"Primero abrieron un restaurante con terraza a dos manzanas de mi casa, y yo no hablé porque sus propietarios eran muy agradables y a mi no me molestaba. Después arreglaron las calles, ampliaron las aceras y chaflanes, y se llenaron de bares, restaurantes y terrazas, y yo no hablé porque vivía en una calle apartada del jolgorio. Después abrieron más restaurantes y locales con ambientación musical (lounge-bars, disco-pubs y discotecas) en las calles adyacentes, y empezaron a mudarse vecinos del barrio hartos de tanta saturación, y yo no hablé porque aún no me llegaba el ruido ni molestaba a mi familia. Después vinieron a por mí, no abrieron un local debajo de mi casa, pero para entonces mi barrio -el de Ruzafa- era una zona acústicamente saturada más de la ciudad, que ya no estaba de moda para vivir sino para las copas, el sarao, las despedidas de solter@s... y se habían generalizado los apartamentos turísticos"
"...quan érem joves ho passàvem molt bé sense necessitat de tanta escandalera..."
Senyora Paquita: 78 anys i veïna del barri
"Inviertes tu trabajo, tu esfuerzo, tu dinero, tu ilusión y practicamente todo lo que tienes en una casa. Y un día, de repente, te das cuenta que estás literalmente cercada en tu propia casa sin poder hacer otra cosa que soportar el ruido, las molestias y los abusos. Llegué a este barrio (Ruzafa) hace nueve años poniendo toda la alegría y esperanza que una joven de 26 años tiene cuando después de una dura etapa de compaginar los estudios con la precariedad laboral, al fin pude conseguir mi primer trabajo estable. Claro que podría irme a otro barrio, pero me resisto a pensar que esta situación no va a cambiar. Ahora estoy descubriendo que son muchísimos más los vecinos y vecinas que están viviendo situaciones semejantes e incluso mucho más dolorosas."
Marta (vecina de Russafa)
Un comerciante muy preocupado y triste por el futuro de su pequeña tienda de Ruzafa nos decía el otro día:
"Este barrio lo han arreglado para los bares y para montar saraos... Las tiendas de toda la vida molestamos y han conseguido que seamos invisibles... Deberíamos sacar (como hacen los bares con las sillas) todo nuestro negocio a la calle: neveras, lavadoras, flores, bicicletas, ropa, botes de pintura, talleres y que vengan luego y nos multen a ver que pasa.....han acabado con Ruzafa y por muy bonito que lo pinten, durante el día está muerto. Quien lo ha visto y quien lo ve, qué lástima Dios mio..."
LM.
Ruzafa
Hostelero/a de Ruzafa:
Si algún día cuando tenga el local cerrado vemos a un ladrón que intenta entrar en su local, puede tener por seguro que intentaremos impedirlo llamando al 091. De la misma forma, sería todo un gesto por su parte que cuando un grupo de clientes suyos levante la voz y con ella entren sin pedir permiso en nuestros domicilios, haga todo lo que esté en su mano para evitarlo.
Gracias.
El vecindario.
Una vecina nos hace llegar estos dos audios grabados con un móvil. En el primero se escucha el ruido que ella soporta debido al "mar de terrazas" que anega como un tsumani permanente las aceras de nuestro barrio. En el otro, se escucha la fiesta que tiene montada un casal fallero de la "contorná".
En definitiva: abusos, abusos y a fastidiarse el vecindario.
No nos callarán con su ruido.
Esta misma noche una vecina ha pedido a un numeroso de gente que bajara la voz (era las tantas de las madrugada) La respuesta ha sido: "señora cállese y váyase a dormir ¿qué espera si vive en Ruzafa?"
La marca "Russafa" entre otras cosas ha conseguido que muchos piensen o crean que el barrio siempre ha sido así. Qué por ser un barrio de moda lleno de "garitos", terrazas y con cada vez más eventos, todo quisqui tiene derecho a molestar al vecindario.
Esto no puede seguir así. Queremos la ZAS ya.
Sales por la mañana con tu hija para hacer deporte y te encuentras esto. Bajas temprano a por la prensa y tienes que ir sorteando corros de gente, botellas desparramadas y otros restos del botellón. Eres del vecindario colindante y no has pegado ojo en toda la madrugada debido al follón y a la falta de respeto del mal llamado "ocio" que en gran parte es fruto de la alta concentración de discotecas en Ruzafa.
Si lo que quieren es echar a los vecinos del barrio que lo digan, que nos indemnicen o que el ayuntamiento nos busque un alojamiento digno, pero ESTO NO PUEDE SEGUIR ASÍ.
¡RUZAFA ZAS YA!
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Foto: Petit Palace. Germanias |
Los clientes de distintas nacionalidades europeas hospedados
en un hotel situado en el corazón de Russafa hablan muy bien de la
calidad y la atención que reciben en el establecimiento, pero se quejan y
con razón de la algarabía callejera que se produce a altas horas de la
madrugada en la calle.
El mismo hotel ya se ha quejado al ayuntamiento además por las continuas
"molestias" de los clientes de uno de los grandes y próximos
apartamentos turísticos, pues incomodan a su tranquila y familiar
clientela, al extenderse por todo su entorno vecinal.
Como vecinas de este "parque temático" estamos bastante cansadas de ese barrio actual y tan estupendo que nos pintan a base de fotografías con coches "vintage" aparcados en calles peatonales e imprecisiones absolutas como esas de: "hace quince años todo eran reyertas y drogas en Ruzafa" o "los artistas han sido los desencadenantes de esta metamorfósis urbana"..
¿De verdad se creen esas cosas que dicen? Algo nos dice que los recién llegados hablan de oídas, lo que sin duda demuestra que desconocen absolutamente la realidad social y la historia de este barrio.
¡RUZAFA ZAS YA!
"Mi familia y yo (mi marido y nuestro pequeña hija) nos hemos tenido de ir de casa por culpa del ruido y los abusos de una conocida calle de Ruzafa. Nunca pensé que iba a tener esta sensación de derrota y de impotencia, pues estábamos muy bien en aquella casa hasta que llegaron y montaron sus ruidosos locales. Estábamos aquí antes, de hecho estábamos aquí toda la vida, pero sin embargo y curiosamente nos toca irnos a nosotros. Es un trago amargo y duro, pero no podíamos más, pues el niño estaba manifestando transtornos del sueño relacionados con la situación. Simplemente os animo a denunciar, denunciar y denunciar. Estáis en vuestro derecho y que no os lo quiten como a nosotros. Suerte".
De una vecina que se ha ido
Es intolerable que tengamos que huir de nuestro barrio... Me niego a abandonar mi mundo desde hace más de 30 años por unos desalmados que sólo buscan hacer negocio y que, cuando terminan con la recaudación de su jornada, se largan a su casa (en otra parte) a dormir... Mientras nosotros tenemos que acudir al trabajo sin haber pegado ojo y consumidos por esta sensación de impotencia...
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